El embarazo es, para la mujer, un momento de alegría y bienestar. A su vez, durante los nueve meses, la mamá experimenta diferentes síntomas y cambios en su cuerpo generados por el crecimiento del bebé.
El sentirlo moverse dentro de su vientre, los cambios en su posición, cuando tiene hipo y la panza late, son todas experiencias únicas que solo quien las siente les puede otorgar la verdadera dimensión.
La obstetricia es una especialidad médica que se ocupa de acompañar a la mujer en su embarazo, parto y puerperio. La atención que brinda el especialista en obstetricia comprende también aspectos psicológicos y sociales de un período tan importante como es la maternidad, por lo que será recordado toda la vida.
El embarazo requiere realizar un control adecuado y, aunque dicho seguimiento tenga como fin detectar las desviaciones de la salud, su realización genera un entorno de contención a través de la información que llevará tranquilidad para los futuros padres. La embarazada, necesita preguntar, ser informada, tener una buena comunicación con su médico y, a su vez, con el futuro padre, quien generalmente acompaña en las consultas también requiriendo información. Poder hacerse controles clínicos, de laboratorio o estudios ecográficos apoya el sentido de controlar la evolución normal de la gestación. Asimismo, tanto la futura mamá como el papá deberán tener algunos recaudos, que el especialista aconsejará en cada caso (como ser la higiene de los alimentos, evitar sustancias como el alcohol, café o hábitos como fumar y consumir determinados medicamentos, etc.) ya que podrían interferir en la evolución normal del embarazo.
En el caso del parto, es muy importante que este sea poco invasivo y que, ante todo, se respeten las opiniones de los futuros padres. Esta conjunción es lo que la gente conoce como parto humanizado, que no es más que esperar que el nacimiento se produzca naturalmente. El objetivo es lograr el mejor vínculo madre-hijo posible, para lo cual hay que contar durante el parto con el apoyo de la enfermería, la puericultura y con la participación del padre.
Esperar el nacimiento de un hijo debería ser una experiencia de felicidad, por lo que los profesionales debemos fomentar el ambiente adecuado para que los futuros padres expresen sus temores y hacerles llegar nuestras opiniones para generarles tranquilidad. De esta manera, sin duda los futuros padres vivirán una experiencia inolvidable como lo es ver nacer y recibir en brazos a un hijo.
Dr. Humberto Velázquez, Jefe del Servicio de Obstetricia del Hospital Británico