Con el avance de la vacunación anti COVID-19 comienza a vislumbrarse un escenario más amigable y la actividad física al aire libre vuelve a ser la opción más requerida tras largos meses en los que las personas debieron readaptar, en la medida de lo posible, sus actividades deportivas para realizarlas puertas adentro.
Consultado sobre los beneficios de la actividad física en espacios abiertos, el Dr. Sebastián Baquero -Gerente de Prestaciones Médicas en la obra social ASE- indica que la mayoría de los aspectos favorables están vinculados a la salud mental.
“El ejercicio al aire libre, con exposición al sol, garantiza el metabolismo de la vitamina D y supone respirar un aire más puro. Pero lo más importante es que facilita la interrelación social al tiempo que se disfruta del paisaje, los colores, ver otras personas, etc. Tras el encierro producto de la pandemia el deporte puertas afuera podría favorecer el bienestar general en este sentido”, subraya el Dr. Baquero.
Lo que está comprobado es que hacer ejercicio 30 minutos por día todos los días, andar en bicicleta 3 veces por semana, hacer caminatas de 20 o 30 minutos diarios, ir al gimnasio día por medio o incluso jugar al golf de manera regular facilita la disminución de la presión arterial, el control del metabolismo de los lípidos, la baja del índice de grasa corporal, mejora la autoestima y la salud mental de las personas que lo practican.
Asimismo, el Dr. Baquero hace hincapié en la importancia de la actividad física frente a las infecciones de COVID-19. En abril se publicó un estudio* en el que se analizaron 48440 pacientes adultos con COVID19 y se los dividió en tres grupos: los que hacían casi nula actividad física (10 minutos por semana), los que hacían de manera moderada (entre 10 y 149 minutos por semana) y los que lo hacían más de 150 minutos por semana (que es lo recomendable).
“Se registró que los pacientes con inactividad física tenían más posibilidad de desarrollar formas graves de la enfermedad, con más complicaciones y con una recuperación más lenta”, explica. Y agrega que “las personas con nula actividad “tenían 2,26 veces mas riesgo de hospitalización; 1,73 veces más riesgo de ingresar a terapia intensiva; y 2,49 veces más mortalidad”, subraya el especialista.