Un alza de 90% en el último año en el número de muertes por dengue genera temores en las autoridades brasileñas de una posible epidemia en el verano.
Según datos del Ministerio de Salud difundidos el jueves, 592 personas murieron a causa de la enfermedad desde enero hasta octubre del 2010, comparado con 312 muertes en el mismo período del año pasado.
La temporada veraniega de lluvias empieza en diciembre, tornando rápidamente montones de basura, viejos neumáticos, pozos abandonados e incluso paquetes de cigarrillos en depósitos de agua estancada que son perfectos criaderos para el mosquito Aedes aegypti.
Un estudio mostró que 10 estados, incluyendo Bahía y Río de Janeiro, corrían el riesgo más alto, de acuerdo con el ministro de Salud, Jose Gomes Temporao.
Los riesgos son especialmente grandes para niños que nunca han estado expuestos a la enfermedad, y pudieran ser especialmente susceptibles a su forma agravada, dijo Luis Fernando Moraes, presidente del Consejo Regional de medicina de Rio de Janeiro.
La situación en Río pudiera verse empeorada por el reciente cierre de un importante hospital suburbano, y el cierre temporal de otros dos hospitales para reparaciones en los próximos meses.
“Existe una enorme preocupación por la llegada del verano. Pudiéramos enfrentar una difícil situación en la que nuestro atribulado sistema de salud pública se verá aún más abrumado”, dijo.
Pese al alza reciente en el número de muertes, Brasil ha combatido la enfermedad dentro de sus fronteras y ayuda a países vecinos que enfrentan una amenaza mayor del mosquito, dijo Dan Epstein, portavoz de la Organización Mundial de Salud en Washington.
El gobierno ha organizado campañas educacionales dirigidas a aumentar el papel del público en la prevención de charcos y otros depósitos de agua estancada, pero la tarea de llegar a los asentamientos remotos y aislados del país es compleja y ardua, dijo Epstein.