(El País) El presidente de Chile, Sebastián Piñera, ha terminado este sábado por convencerse de que no era sostenible mantener en el cargo al ministro de Salud, su hombre de confianza, Jaime Mañalich. Este es el tercer ajuste de Gabinete que realiza el Ejecutivo chileno en 10 días y llega cuando la pandemia se encuentra desatada, con 3.101 muertes y 167.355 contagios confirmados, principalmente en Santiago, la capital, según las cifras que en Chile ha informado el Gobierno.
Piñera saca de su equipo al médico que lideró por 102 días la estrategia frente a la covid-19 en medio de una profunda crisis de credibilidad por las cifras que ha informado el Gobierno sobre la cantidad de fallecidos. En su reemplazo, el mandatario chileno nombró a Enrique Paris, expresidente de la gremial Colegio Médico, un profesional que forma parte de la mesa social convocada por la Administración para enfrentar la pandemia. “Se abre una nueva etapa en la que debemos recibir las opciones divergentes”, señaló Paris a los pocos minutos de asumir y hacer un llamamiento al diálogo y la cooperación.
Mañalich fue criticado desde diferentes sectores por la cuarentena decretada en Santiago desde el 15 de mayo, que no ha disminuido los contagios, que este sábado han sumado 6.509 nuevos casos. El exministro ha sido señalado, sobre todo, por el baile de cifras de fallecidos durante junio del ministerio de Salud, lo que ha producido desconcierto en la opinión pública. A comienzos de mes, Mañalich informó de que se comenzarían a contabilizar los decesos con pruebas de PCR pendientes. Pero el ministerio siguió informando solo los casos con un examen positivo de detección de la covid-19. Esta semana, empezó a regirse por las muertes de acuerdo a la inscripción de defunciones en el Registro Civil con información cruzada con la base de datos de los laboratorios (si el domingo se anunciaron 649 nuevas muertes por la actualización de test atrasados, el martes fueron 19 dado que el Registro Civil no atiende los fines de semana, mientras que el miércoles subió a 192).
Un reportaje del medio CIPER ha revelado este sábado que las autoridades sanitarias informan a la OMS de acuerdo a las directrices del organismo internacional y no solo contemplan los casos certificados, sino que incluyen los que se rotulan como sospechosos o atribuibles al nuevo coronavirus. Esta forma de contabilización eleva sobre los 5.000 la cantidad de fallecimientos en Chile por el virus, de acuerdo a la publicación.
Este ha sido uno de los últimos episodios que han sellado la suerte de Mañalich, quien había apostado a inicios de año a que la inmunidad de los ya contagiados neutralizara los efectos de la covid-19. El médico, que fue ministro de Salud de Piñera durante su primer Gobierno (2010-2014), lideró la estrategia del Gobierno que les hizo a fines de abril defender la idea de que había una curva estable de contagios (una “meseta”, la llamaron) y que era posible prepararse para una paulatina “nueva normalidad” y a un “retorno seguro”, en referencia a la reactivación de las actividades. La cifra de contagiados y muertes, sin embargo, se fueron disparando en mayo. La última semana de ese mes, Mañalich reconoció: “Todos los ejercicios epidemiológicos, las fórmulas de proyección con las que yo mismo me seduje en enero, se han derrumbado como castillo de naipes”.
El ministro había corregido su estilo frontal que, al arranque de la crisis, lo hizo enfrascarse en disputas públicas con diferentes líderes políticos y sociales, entre ellos los alcaldes. A pesar de esto, tuvo importantes caídas, como cuando indicó: “Hay un nivel de pobreza y hacinamiento del cual yo no tenía conciencia de la magnitud que tenía”, en referencia a los sectores vulnerables y hacinados de Santiago, que es donde la pandemia se ha desbocado.
El presidente se había resistido a sacar a Mañalich, pese a que la estrategia desplegada por el ministro era objeto de fuertes críticas.