Desde hoy y hasta el próximo viernes, el Ministerio de Salud de la Nación, a través del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, capacitará sobre tuberculosis infantil a 30 referentes provinciales de todo el país que atienden a pacientes menores de 15 años con esta patología. Cada año en Argentina se notifican 900 casos nuevos de niños afectados por la tuberculosis y más de 10 mueren por esta causa.
Con la presencia del coordinador del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis, Raúl Álvarez, la asesora médica del programa, Mariana Latorraca, y las representantes de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR), Cristina Cerqueiro, y de la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), Norma González, durante el encuentro habrá disertaciones sobre tuberculosis primaria y extraprimaria, su diagnóstico clínico, bacteriológico y por imágenes.
Además, durante las jornadas que se llevarán a cabo en la sede de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA) de la Ciudad de Buenos Aires, los participantes serán capacitados en tuberculosis extrapulmonar y su tratamiento, resistencia a los fármacos antituberculosos, co-infección VIH-TB y tuberculosis multirresistente. En tanto que se abordará la situación epidemiológica de la tuberculosis infantil en la Argentina y las líneas estratégicas del programa nacional de control de la enfermedad.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que en el mundo 1 de cada 10 casos de tuberculosis (TB) se producen en niños, aunque este número podría ser mucho más alto dado que la enfermedad a menudo no se diagnostica en esta franja etárea. En nuestro país la tasa de notificación de tuberculosis en menores de 15 años es de 8,9 niños por cada 100.000 habitantes, según datos oficiales del año 2012.
La tuberculosis es una enfermedad contagiosa que afecta principalmente a los pulmones, pero que puede atacar otras partes del cuerpo, llegando a ser muy grave. Lo causa una bacteria conocida como “bacilo de Koch” que se contagia por el aire. Si no se trata oportunamente, puede causar daño permanente en los pulmones.
Las manifestaciones de la enfermedad en edades pediátricas son diferentes a las del adulto, el riesgo de infectarse y enfermar es mayor, su diagnóstico es más difícil y su evolución puede ser mucho más grave, en especial en los niños pequeños.