Cuando una persona recibe un diagnóstico de leucemia, linfoma, aplasia medular o de cualquiera de los cánceres que atacan a la sangre, la vida parece partirse en dos. Habrá un antes y un después de esa noticia y, en muchos casos, solo un trasplante de médula ósea podrá asegurarles la sobrevida.
Con 20 años recién cumplidos, el equipo de la Unidad de Trasplante de Médula Ósea del Cucaiba -que funciona en el hospital provincial Rossi de La Plata-, es el servicio público más antiguo y con más experiencia en el país para extraer y trasplantar células madre hematopoyéticas de la médula ósea, ese tejido rojizo y pastoso que se encuentra adentro de los huesos y que se ocupa de fabricar la sangre.
En las dos décadas que pasaron desde que se inauguró hasta hoy, ya son 608 los pacientes a los que se les trasplantó médula ósea en esa unidad. Ningún otro centro de salud pública hizo tantos trasplantes de este tipo. “Acá el trasplante es gratuito para el paciente, como todo lo que se ofrece en los hospitales públicos de la provincia, pero, en este caso, se trata de una intervención que exige un equipo muy entrenado y que, en el sector privado, es inaccesible para la mayoría”, explicó el ministro de Salud, Alejandro Collia, durante los festejos por el vigésimo aniversario de la Unidad de Trasplante de Médula Ósea (UTMO), que se realizó el viernes en el Salón de Usos Múltiples de la gobernación.
El ministerio de Salud provincial decidió darle fuerza al festejo y reunir a todos los pacientes trasplantados con sus familias, los médicos y enfermeros de la UTMO en la sede de la gobernación para “celebrar este logro del sector público de la salud”.
Silvia Saba, jefa del servicio de Diagnóstico, Tratamiento y Sostén de Enfermedades Hemáticas, y titular del equipo de trasplante de la UTMO del Cucaiba, recuerda como si fuera ayer que el primer paciente al que trasplantaron, hace dos décadas, era un mendocino con enfermedad de Hodgking y, en su caso, como en el de muchos otros, el trasplante fue “autólogo”, lo que quiere decir que se le extrajeron y trasplantaron células de su propia médula, tras someterse a un arduo tratamiento.
En algunos casos las células madre de la propia médula no sirven. Y es ahí donde la existencia de un hermano “compatible”, que done parte de su médula, es clave para seguir adelante. Sin embargo, en ocasiones, los pacientes no tienen hermanos o tienen pero no son compatibles. Y es en esos casos cuando entra en escena el INCUCAI, que tiene a su cargo el Registro Nacional de Donantes de Células Progenitoras Hematopoyéticas que, a su vez, forma parte de la Red Internacional llamada Bone Marrow Donors Worldwide (BMDW) en la que se reservan células que aportan donantes de todo el mundo.
“El 20 por ciento de los pacientes que atendemos son de otras provincias, donde no existen unidades de estas características, y de países limítrofes, como Chile, Paraguay y Bolivia, donde tampoco hay servicios públicos que realicen estas intervenciones”, dijo Saba.