Uno de cada dos médicos de urgencias que trabajan en hospitales europeos sufre el síndrome de desgaste profesional en algún momento de su carrera, según un estudio sobre facultativos franceses.
(Neomundo) Los autores del estudio pidieron a más de 3.000 médicos en ejercicio que completaran una encuesta en Internet para evaluar sus condiciones laborales, su grado de satisfacción con el trabajo, su salud y su bienestar.
De estos, 538 eran especialistas en atención de urgencias y los restantes se escogieron al azar para obtener una muestra representativa en cuanto a edad, sexo y distribución geográfica de los médicos de Francia, así como su división por especialidades.
Éstas eran, a saber, cuidados intensivos y anestesiología, medicina general, cirugía, psiquiatría, geriatría, radiología, medicina preventiva y farmacología.
Las respuestas recabadas pusieron de manifiesto la prevalencia del síndrome de desgaste profesional (burnout), sobre todo entre los especialistas en atención de urgencias (uno de cada dos), por encima de la media en el total de la muestra (cuatro de cada diez).
Los médicos de urgencias presentaban la mayor incidencia de desgaste en los dos grupos de edad diferenciados (de 35 a 44 y de 45 a 54).
Los factores relacionados de forma más estrecha con el desgaste eran el desequilibrio entre la vida profesional y la personal y las disfunciones en el seno de los equipos de trabajo, y de manera más acusada entre los médicos de urgencias que entre los demás.
La tensión entre la vida doméstica y la profesional fue un elemento mencionado cuatro veces más entre los médicos con desgaste, pero seis veces más entre los especialistas en medicina de urgencias con desgaste. Y a mayor tensión, mayor grado de desgaste profesional.
Asimismo, la falta de colaboración en el trabajo en equipo tenía una prevalencia más de dos veces mayor que el riesgo de desgaste profesional en la muestra, pero multiplicaba dicho riesgo por más de cinco entre los médicos de urgencias. Por añadidura, los médicos de la muestra insatisfechos con su renta afirmaron sentirse más desgastados que los que indicaron sentirse satisfechos, relación ésta aún más intensa entre los de urgencias.
Entre los médicos de urgencias de la muestra había más jóvenes y también más hombres que mujeres, pese a lo cual más mujeres declararon sentirse desgastadas profesionalmente.
El porcentaje de médicas en general de la muestra con desgaste era más elevado que la media y también que entre los especialistas en urgencias, concretamente: el 49,1% de las médicas de la muestra frente al 37,5% de los médicos, y el 65,5% de las médicas frente al 43,2% de los hombres especialistas en urgencias.
En comparación con la muestra, los médicos de urgencias con desgaste profesional solían tener una vida social menos activa, fumar más, seguir una dieta menos sana y saltarse comidas durante el día. Los porcentajes más elevados de desgaste guardaban también relación con una menor participación en actividades de formación continua. Los resultados del estudio indican que el 17% de los encuestados pretendían abandonar el ejercicio de la medicina, por un 21% entre los dedicados a urgencias. La prevalencia del desgaste profesional era más del doble de elevada que el riesgo de que los médicos deseasen abandonar por completo su profesión