Las posiciones generales hasta el momento ubican en primer lugar a Gran Bretaña, con 156 medallas (86 de oro), seguido por Argentina con 101preseas y Hungría con 60 medallas (26 de oro). Además, dos integrantes del equipo argentino obtuvieron récords mundiales en sus categorías: Teresa Paniceres en carrera de 5 k y Lucas Ferrini en natación 400 metros libres.
Hasta el momento, la representación nacional obtuvo 38 medallas de oro, 33 de plata y 30 de bronce en la competencia que es organizada por el Ministerio de Salud de la Nación, a través del Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), el Ministerio de Desarrollo Social, la World Transplant Games Federation (WTGF) y la Asociación de Deportistas Trasplantados de la República Argentina (ADETRA).
Los Juegos Mundiales Para Trasplantados, que tienen lugar hasta mañana en Mar del Plata, son el mayor evento mundial en su tipo y representan una excelente oportunidad para difundir la importancia de la donación de órganos, tejidos y células.
En Argentina, la donación y trasplante de órganos, tejidos y células es una política de Estado. Desde el 2003, se duplicó el número de trasplantes de órganos, pasando de 847 en 2003 a 1.750 en 2014. Mientras que en el año 2002 se realizaba un trasplante cada 13 horas, actualmente esta operación compleja se produce cada 5 horas.
Además, en los últimos años, Argentina se posicionó como líder entre los países de la región en materia de procuración y trasplante de órganos, alcanzando en 2014 una tasa de 41 trasplantes por millón de habitantes, la más alta de América Latina; liderando los índices de trasplantes cardíacos, pancreáticos e intestinales y registrando, en el mismo año, la máxima cifra histórica de trasplantes pulmonares.
En lo que va del 2015 se realizaron en nuestro país 1.805 trasplantes, incluyendo 1.125 de órganos y 680 de córneas.
El ejemplo deLucas Ferrini, quien practicó a distancia
Lucas Ferrini tiene 29 años, es oriundo de San isidro y trasplantado renal. Radicado en Suiza desde hace seis meses por razones laborales, por nada del mundo quiso perderse la posibilidad de representar a su país y competir en los XX Juegos Mundiales para Trasplantados, tal como lo había hecho en el Mundial de Durban, en Sudáfrica, en 2013.
“Lo primero que hice cuando llegué a Suiza fue mandarle un mensaje a Ezequiel Correas Espeche, el entrenador de natación de la selección argentina. A Eze lo conocí en Durban y sabía que compartíamos la misma pasión por el deporte. Desde ese entonces queríamos juntarnos, pero era imposible por una cuestión de distancia y de tiempos”, relata desde Mar del Plata.
“Hablé con él y le dije: tengo 6 meses, si vos decís que llego para ganar en todas las pruebas, me lanzo a la aventura. Y así empezamos, con un intercambio de mails y mensajes constantes con rutinas y consejos. No paré ni un día de entrenar”, dice el nadador.
Correas Espeche le mandaba los trabajos planificados y hablaban al menos una vez por semana para armar la rutina y el cuidado diario. “Es increíble todo lo que podés lograr cuando tenés el acompañamiento de alguien que está igual de comprometido que vos, con el mismo entusiasmo y las mismas ganas; eso es lo que te da las fuerzas para llegar tan lejos”, analiza Ferrini.
Su prueba más esperada era la de 400 metros libres, que combina resistencia con velocidad: “lo más difícil siempre es manejar la ansiedad, porque tenés que nadar de menor a mayor. Pero si ponés todo de vos podés conseguir lo que te propones”, afirmó minutos antes de tirarse a la pileta. Los resultados dejaron en claro que el esfuerzo tiene recompensa, ya que Lucas se vuelve a Suiza con el oro en su pecho y con el nuevo récord mundial de 5′ 17″ (10 segundos menos que el anterior).
Además ganó otras dos medallas de oro por los 200 y los 100 metros libres, dos de plata por las postas libres y combinadas y una de bronce que obtuvo en los 50 metros libres.
Con respecto a la donación de órganos dice que “no es una cuestión de informarse mucho, sino de instinto. Cuando llega el día, sabiendo que ‘te vas a ir a ir’ y que podés a ayudar a muchas personas, no hay ni que pensarlo. Si tenés la posibilidad de convertirte en un héroe anónimo ¿cómo no vas a compartir lo que tenés, cómo no vas a dejar lo que no vas a usar más?”, concluye el múltiple ganador de medalla.
Más campeones de la vida
Los XX Juegos Mundiales para Trasplantados que se están realizando en Mar del Plata son un gran evento deportivo con más de 1200 competidores de todo el mundo que participan en 14 disciplinas. Pero además albergan historias que muestran la excelente calidad de vida que se puede alcanzar después de un trasplante y la importancia de la donación de órganos que los hacen posibles.
Una de ellas es la de la rosarina Estefanía Libonatti, de 27 años, que recibió un trasplante renal. “La donante fue mi madre. Por eso siempre digo que ella me dio la vida dos veces”. Este es el primer mundial en el que participa. “No pude ir antes a otros por mi reciente trasplante, pero la verdad que la experiencia es espectacular”, relata.
Estefanía compite en tenis de mesa individual y mixto; en atletismo en carrera de 100 metros y en salto en largo. Además, es parte del equipo de vóley que volvió a llevar a la Argentina al podio, consiguiendo la medalla de plata. La final fue con Holanda “y con el equipo estábamos para más pero sobre el final nos lo dieron vuelta y no se nos dio. Al margen del resultado creo que por momentos fuimos muy superiores”, explica con un dejo de resignación.
El trasplante le dio otra gran oportunidad a Estefanía: nada menos que la de ser mamá. Su bebé Bautista, de seis meses, la está acompañando junto a su madre en estos Juegos. Por eso su mensaje de aliento hacia la donación es más fuerte que nunca: “les digo a todos que se animen a ser donantes porque realmente le cambian la vida en todo sentido a la persona que está esperando un órgano. A mi me lo donó mi mamá y gracias a ella pude seguir viviendo”, concluye.
Diego Valenzuela tiene 41 años, recibió un trasplante renal hace 20 y su donante fue su papá. Compite en tenis y squash, en la categoría de 40 a 49 años. También es parte del equipo de vóley que volvió a llevar ala Argentina al podio, conquistando la medalla de plata. “Este es mi quinto mundial representando a mi país y estoy muy feliz de volver a ser protagonista de esta gran fiesta por la vida, con competidores de todo el mundo unidos por una misma causa”, dice desde Mar del Plata en un alto entre las competencias.
La final de vóley contra Holanda fue un gran reto para el equipo argentino. “Si bien Holanda fue un merecido campeón, nosotros tenemos muy buen equipo y la verdad que a veces jugamos mejor que ellos. El tema es que ellos entrenan todos los meses juntos y tienen el mismo equipo desde los últimos 4 o 5 mundiales. En cambio nosotros venimos renovando el equipo y nunca podemos entrenar juntos por las distancias en que vivimos, ahí radica la gran diferencia”, cuenta Diego. La medalla de plata se la dedicó a su papá, que como siempre estuvo en la tribuna acompañándolo.
Diego siempre piensa en positivo y en equipo, por y para todos. Por eso su mensaje es para los pacientes que están en la lista de espera aguardando por un trasplante. “Tienen que tener fe y esperanza. Este tipo de movidas se hacen justamente para que aumente la cantidad de donantes y de órganos trasplantados. Por suerte en los últimos años se viene dando un incremento en la cantidad de trasplantes así que todos tienen que estar tranquilos, que todo llega”, concluye el deportista.