(OMS) Al igual que otros trabajadores de la salud de todo el mundo, el personal del Hospital Rivadavia de Buenos Aires (Argentina) usaba hasta hace poco dispositivos médicos que eran fundamentales para mejorar la salud pero, paradójicamente, contenían material muy tóxico. El aparato empleado tradicionalmente para medir la tensión arterial y los termómetros usados para medir la fiebre contienen ambos mercurio.
Cuando estos aparatos se rompen, el mercurio que contienen contamina el medio. “Hicimos un cálculo y descubrimos que el mercurio que desechábamos en una sola semana equivalía a una cantidad que generaría niveles peligrosos en el lago Nahuel Huapi, uno de los mayores lagos de la Patagonia, durante todo un año”, explica la Dra. Mercedes Zarlenga, responsable de los servicios de neonatología del Hospital Rivadavia. El hospital empezó a eliminar gradualmente los aparatos médicos que contenían mercurio, y todos los centros médicos de Argentina siguieron luego sus pasos.
En el marco de las iniciativas mundiales sobre el mercurio, la OMS ha trabajado activamente para alentar a todos sus Estados Miembros a eliminar gradualmente los aparatos médicos de medición que contienen mercurio. Desde 2008, la Argentina, Filipinas, la India, Letonia, el Líbano, el Senegal y Viet Nam vienen participando en el Proyecto Mundial sobre Residuos Sanitarios emprendido por la OMS, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la coalición “Salud sin Daño”. El proyecto aspira a mejorar la gestión de los residuos sanitarios y reducir al mínimo la liberación medioambiental de mercurio y otros contaminantes.