‘La presencialidad en las aulas en 2021, tanto del personal docente y no docente, como de los propios alumnos, debe considerarse como una actividad esencial. Particularmente, para todos aquellos niños, niñas y adolescentes (NNyA) que presenten alguna de las enfermedades denominadas poco frecuentes, la recomendación es que el regreso a clases se base en una evaluación de riesgo-beneficio socio sanitario’.
La afirmación surge de un informe emitido estos días por la Federación Argentina de Enfermedades Poco Frecuentes (FADEPOF) que, bajo el título de ‘La vuelta a las aulas de las personas con enfermedades poco frecuentes en contexto de COVID-19’, reconoce que si bien la población ha aprendido a cuidarse y a cuidar de los más vulnerables, es importante una adaptación del modelo de atención para así responder mejor a las necesidades del impacto del COVID-19 en aquellos niños y adolescentes que padecen una enfermedad poco frecuente (EPOF).
Entre otras recomendaciones, aconsejan considerar en cada caso la gravedad de la enfermedad de base, las comorbilidades potenciales y las consecuencias que acarrea el aislamiento social en esta población -de por sí- más vulnerable; más aun considerando las dificultades que han encontrado en estos meses para realizar sus controles o tratamientos específicos.
“Debemos tener en cuenta los aspectos médicos fundamentales a considerar para la vuelta a las aulas. Ellos son: 1) el cumplimiento del Calendario Nacional de Vacunación Obligatorio; 2) la readecuación de los controles en salud en niños y adolescentes con enfermedades pre-existentes; 3) en la primera infancia, entablar un contacto cercano con el médico pediatra, ya que el 70% de las enfermedades poco frecuentes se presentan en los primeros dos años de vida; y 4) establecer los cuidados que propone y sostiene la OMS, tales como no compartir utensilios ni útiles escolares, mantener el lavado frecuente de manos, tener disponible alcohol al 70%, el uso adecuado de barbijo en un ambiente ventilado y 2 metros de distanciamiento”, afirmó la Dra. Patricia Elmeaudy, médica pediatra, asesora médica de la Unidad de Auditoría Interna del Hospital Garrahan y co-autora del informe de FADEPOF.
Para la Lic. en Psicología Florencia Ugo, también co-autora del trabajo, “sostener la incertidumbre que acompaña el contexto de pandemia en niños y adolescentes requiere esfuerzos por parte de los adultos, sabiendo que en todos provocará emociones y sentimientos que se pueden manifestar de diferentes maneras. Sumado a esto, aquellos niños y adolescentes con enfermedades poco frecuentes vivenciaron cómo sus tratamientos se vieron también impactados de alguna manera, con readecuaciones o, inclusive, suspensiones, lo que pudo aumentar la incertidumbre para ellos y su entorno, transformando rutinas, preocupaciones y certezas”.
Las grandes preguntas que intenta responder el informe de FADEPOF son cómo reconstruir-construir el vínculo con los compañeros y con los establecimientos educativos bajo protocolos, y cómo readaptarse y volver a formar rutinas fuera de casa. Para ello, reconocen algunos tips sobre los que se debería trabajar:
“Es probable que no todos los chicos puedan reanudar la presencialidad, por lo que habrá que considerar estrategias específicas para continuar su educación. Quienes sí puedan hacerlo y tengan una EPOF, seguramente deban sumar algunas consideraciones adicionales, como por ejemplo planificar si los niños y adolescentes que necesitan asistentes-acompañantes van a poder tenerlos en este contexto”, sostuvo por su parte Roberta Anido de Pena, presidenta de FADEPOF.
“En este contexto, es muy importante empoderar a niños y adolescentes por todo lo que están haciendo para evitar la propagación del virus y felicitarlos por sus cuidados. Han quedado muy estigmatizados en la sociedad como vectores de transmisión del virus y es importante desarticular esta idea y visibilizar los cuidados que son capaces de promover, tanto individual como colectivamente”, destacó por su parte la Dra. Valeria Greif, médica psiquiatra.
“Esto último excede el conocer las recomendaciones; se trata sobre todo de brindar una oportunidad de aprendizaje con espacios de comunicación confiables entre docentes, estudiantes y familias para y por el cuidado de la Salud Pública. Ese será un camino para poder resignificar con claridad el concepto, efecto y alcances del COVID 19, para que el aula sea un lugar seguro y se pueda pasar del miedo al conocimiento, lo que permitirá tomar las medidas para un cuidado responsable y colectivo”, concluyó la Lic. Luciana Escati Peñaloza, directora ejecutiva de FADEPOF.