(Elmundo.es) Pocas son las luces que irradia el informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la incidencia de tuberculosis en el planeta. Porque el registro de los casos ocurridos en 2013 muestra que el pasado año se produjeron nueve millones de infecciones, y revelan que hay casi medio millón más de casos de lo que previamente se había estimado. Además, las resistencias a los fármacos están aumentados. El único rayo de luz es lo da la mortalidad, que sigue descendiendo, aunque todavía esta enfermedad genera 1,5 millones de muertes en todo el mundo.
Si tomamos como referencia 1990, la tasa de mortalidad ha descendido un 45% y la prevalencia de esta enfermedad también descendió un 41%. Simultáneamente el número de personas que desarrollan enfermedad (si la infección no se trata) también se está reduciendo un 1,5% cada año. De hecho, se estima que gracias a la mejora del diagnóstico y tratamiento, desde el año 2000 se han salvado 37 millones de vidas. No obstante, se precisa un mayor progreso para alcanzar los objetivos de la Alianza Mundial Stop TB cuyo objetivo es una reducción del 50% para 2015.
“Tras llegar a un acuerdo entre países, la OMS y múltiples socios, se ha incrementado sustancialmente la inversión en estudios nacionales y los esfuerzos en sistemas de vigilancia rutinarios. Esto nos está proporcionando muchos y mejores datos, acercándonos cada vez más a la realidad de la carga mundial de la tuberculosis”, ha señalado en un comunicado Mario Raviglione, director del Programa Mundial contra la Tuberculosis de la OMS.
El informe, que ha analizado datos de 202 países y territorios, subraya que un asombroso número de vidas se están perdiendo por una infección curable y confirma que la tuberculosis es la segunda enfermedad mortal generada por un único agente infeccioso. Además, cada año cerca de tres millones de personas que se enferman de tuberculosis siguen siendo invisibles para los sistemas sanitarios, ya sea porque no son diagnosticadas, o porque se diagnostican pero no se registran.
El Sudeste asiático y las Regiones del Pacífico Oeste recogen el 56% de todos los casos de tuberculosis en el mundo ocurridos en 2013. En África se dan aproximadamente una cuarta parte de las infecciones y la mayor tasa de muertes en relación con la población. La India y China son los países que tienen el mayor número de casos (24% y 11% del total, respectivamente).
La OMS señala que la falta de fondos está obstaculizando los esfuerzos para combatir la epidemia mundial. Se estima que 8.000 millones de dólares son necesarios cada año para dar una respuesta completa a este trastorno. Sin embargo, en la actualidad hay un déficit anual de 2.000 millones de dólares, que debe ser abordado.
En nuestro país, aunque la incidencia ha ido bajando en los últimos 50 años, se estima que hay más de 15 casos por cada 100.000 habitantes, una cifra superior a 12 países europeos cuya tasa se sitúa en menos de 10 casos por 100.000 habitantes, gracias a programas efectivos. En la segunda Jornada de Actualización en Tuberculosis, realizada por la Red contra la Tuberculosis y por la Solidaridad celebrada recientemente en la sede del Consejo General de Colegios Oficiales de Médicos de España, médicos y especialistas se quejaban de la falta de un plan nacional de esta enfermedad. “Hace años hubo una iniciativa para crear un programa que, aunque se ideó, no se aplicó primero por la crisis que hubo con la gripe epidémica y luego por la crisis económica”, señalaba Joan Artur Caylà Buqueras, director de Epidemiología de la Agencia de Salud Pública de Barcelona.
El 30% de los casos de tuberculosis en nuestro país corresponde a personas que no han nacido en España, tal y como asegura Julio Ancoechea, jefe del Servicio de Neumología del Hospital La Princesa, de Madrid. “La tuberculosis es una enfermedad de los pobres. Pero también está en los países ricos. Es una epidemia que afecta a los colectivos más desfavorecidos”, explicaba.
“Lo más importante para controlar ésta y otras enfermedades transmisibles es que los inmigrantes tengan tarjeta sanitaria y sigan el camino normal en el sistema sanitario para poder ser correctamente diagnosticados y tratados”, afirmaba en esta jornada Caylà.
El problema, explica a su vez David Chaparro, médico de Urgencias del Hospital Clínico San Carlos es que los inmigrantes sin regularizar que son diagnosticados de tuberculosis en urgencias no tienen derecho a ingreso. “No sabemos dónde ubicarlos al alta. Su seguimiento y tratamiento se hace muy complejo“.