(Redacción Médica) La Sociedad Europea de Cardiología (ESC, por sus siglas en inglés) ha manifestado la importancia de la e-Salud en las enfermedades del corazón, por lo que incluirá en su programa varias iniciativas para impulsar la aplicación de las tecnologías de la información y la comunicación en el ámbito sanitario.
Por medio de un documento de posición publicado en el European Heart Journal, la ESC ha anunciado una serie de medidas que se llevarán a cabo a medio plazo, como facilitar la implementación de la e-Salud; formar a los miembros de la ESC sobre su uso; discutir la regulación y los estándares de calidad con organizaciones relevantes; participar en discusiones políticas y sociales sobre la protección de datos y la confidencialidad; apoyar la investigación en e-Salud; promocionar el diálogo político en los ámbitos local, nacional e internacional y entre todos los agentes sociales; e informar, por último, a los ciudadanos sobre los beneficios y los riesgos de estos sistemas.
El profesor de Cardiología del Imperial College London (Reino Unido) y principal autor del artículo, Martin R. Cowie, ha señalado que “las tecnologías de la información y la comunicación son útiles para personalizar la asistencia sanitaria, para ayudar a los pacientes a tener una mayor responsabilidad de su propia salud y para reducir los costes de las hospitalizaciones”.
Con e-Salud, la ESC hace referencia al uso de las tecnologías de la información y la comunicación en los servicios de asistencia sanitaria, vigilancia, educación, formación e investigación. A través de este manifiesto, la organización europea ha avanzado que incluirá la e-Salud en la lista de conocimientos y habilidades requeridos para los cardiólogos y otros profesionales.
“La ESC considera a la e-Salud como un elemento vital para reducir la carga de las enfermedades cardiovasculares en Europa, y tomará un papel proactivo en el desarrollo, evaluación e implementación de las innovaciones tecnológicas que puedan ayudar a la salud cardiovascular”, ha afirmado Cowie.
La seguridad, el principal problema
A pesar de que en 2017 se estima que más de 3.000 millones de personas tendrán un teléfono inteligente o smartphone y que la mitad de los usuarios utilizarán aplicaciones relacionadas con la salud, “no hay una aproximación global a la regulación de las aplicaciones móviles sobre salud, y los consumidores pueden ser engañados si compran una tecnología que es menos beneficiosa de lo que se ha publicitado”, ha asegurado Cowie.
La seguridad, la protección de datos, la confidencialidad y la responsabilidad legal de los creadores de aplicaciones móviles y tecnologías son los principales retos para que la e-Salud se desarrolle con éxito. Cowie ha afirmado que la ESC está abierta a trabajar con todos los participantes en el proceso de la e-Salud, desde consumidores a desarrolladores, asociaciones de pacientes o fabricantes de móviles, para “optimizar el diseño y la implementación de las nuevas tecnologías en la salud cardiovascular”.