En el día de ayer, la Organización Mundial de la Salud(OMS), aprobó un Plan para la Prevención y Control de las Enfermedades No Transmisibles, como las dolencias derivadas del consumo de tabaco y de alcohol, o la obesidad, responsables del 60 por ciento de las muertes en el mundo y del 69 por ciento en países de América latina.
El Plan establece nueve metas globales de aplicación “voluntaria” para prevenir y controlar estos trastornos, aunque insta a los países a establecer programas nacionales, es decir, con acento local, para prevenir, controlar y reducir los factores de riesgos, muchos de ellos derivados del crecimiento de los malos hábitos alimenticios y de falta de ejercicio, que redundan en sobrepeso y obesidad, dos cuadros que parecen no encontrar techo.
La OMS advierte que los comportamientos no sanos son los que derivan en males cardiovasculares y pulmonares, o en enfermedades como la hipertensión, la diabetes y el cáncer, responsables de 36 millones de muertes al año, una cifra que podría alcanzar hasta los 55 millones en 2030, si no se frena su expansión.
Con todo lo expresado en el documento, se pretende que todos los países establezcan medidas de prevención, poniendo énfasis en la importancia del conocimiento público y de la detección temprana, a través del refuerzo de los centros de atención primaria.
En el plan se menciona la necesidad de que los gobiernos promuevan la reducción del uso nocivo del alcohol (merma del 10 por ciento); el incremento de la ingesta de frutas y hortalizas a 400 gramos diarios (cinco piezas); y el aumento de la actividad física (disminución de la prevalencia de la inactividad en un 10%). Asimismo, el Plan promueve la reducción de la ingesta de sal (reducción del 30 por ciento), de ácidos grasos saturados; y la disminución del consumo de tabaco (merma del 30 por ciento).
Por otra parte, se insta a las autoridades a que controlen los niveles de hiperglucemia; hipertensión arterial (reducción del 25 por ciento); sobrepeso u obesidad, e hipercolesterolemia de la población. Asimismo, el documento promueve que al menos el 50 por ciento de las personas que lo necesitan reciban farmacoterapia y asesoramiento para prevenir los ataques cardíacos y accidentes cardiovasculares.
Insta a los Estados a que hagan todo lo necesario para que el 89 por ciento de los pacientes que lo necesiten cuenten con los medicamentos esenciales de forma asequible, incluidos genéricos, “tanto en los centros públicos de salud como en los privados”.
El Plan también se refiere a la publicidad dirigida especialmente a los menores de edad, y pide que se “reduzca el impacto que tiene en los niños la promoción de alimentos y bebidas no alcohólicos ricos en grasas saturadas, ácidos grasos, azúcares libres y la sal”.
En el mismo sentido, el programa insta a adoptar políticas nacionales que limiten la cantidad de ácidos grasos saturados, y “eliminen prácticamente los aceites vegetales parcialmente hidrogenados en los alimentos”.