La fuga paravalvular (FPV) es una complicación, infrecuente pero grave, del implante quirúrgico o percutaneo de prótesis valvulares. Dicha complicación ha suscitado renovado interés tras observarse relación entre el grado de regurgitación paravalvular y la mortalidad1. Las FPV son el resultado de un cierre no hermético entre el anillo de sutura y el anillo valvular en las prótesis quirúrgicas o entre el marco del stent y el anillo aórtico/valvas calcificadas en las prótesis aórticas percutáneas. En el primer caso, esto es consecuencia de una presión anormal o de fuerzas de tracción existentes tras la operación, generalmente en relación con calcificación del anillo, infección, técnica de sutura y tamaño y forma de la prótesis. En el segundo caso, la FPV suele ser consecuencia de una aposición incompleta de la prótesis con el anillo aórtico nativo a causa de calcificación, excentricidad del anillo, tamaño de la válvula demasiado pequeño o mala colocación.
Dependiendo del tamaño de la fuga, puede provocar diferentes grados de insuficiencia valvular desde banales que no requieren tratamiento hasta severos que aumentan significativamente la mortalidad, o como en el caso de nuestra paciente, una fuga pequeña pero de alta velocidad, no producía alteración significativa a nivel hemodinámico, pero la velocidad del Jet provocaba hemólisis con anemia sintomática.
Dado que la reoperación de esta complicación conlleva alto grado de morbimortalidad, en los últimos años y con el desarrollo de nuevas tecnologías disponibles ha cobrado impulso la técnica de cierre percutáneo de FPV, con altas tasas de éxito. Esta técnica se fue desarrollando con dispositivos de oclusión no específicos que no siempre se adaptan adecuadamente al sitio o pueden protruir sobre la válvula.
En el mes de febrero se realizó en el Servicio de Hemodinamia del Sanatorio Clínica Modelo de Morón, a cargo del Dr. Pablo Perez Baliño; el primer cierre de FPV aórtica en el país con un dispositivo dedicado. El dispositivo es OcclutechÒ PLD, diseñado específicamente para adaptarse a la anatomía de la FPV sin protruir sobre la prótesis.
Todo el procedimeinto fue realizado con control por ecografía transesofágica, que además de la ayuda para el posicionamiento del dispositivo permitía controlar su funcionamiento antes de liberarlo.
El resultado fue exitoso, con cierre total de la fuga. La paciente se halla actualmente en seguimiento con desaparición de la hemólisis y mejoría de la anemia que presentaba.