(Labmedica) Una proteína en sangre es capaz de detectar el riesgo de eventos cardiovasculares en personas con dolor de pecho debido a la enfermedad cardiaca.
Los niveles más altos de la proteína A plasmática, asociada al embarazo (PAPP-A) se asocian con un aumento en el riesgo de eventos cardiovasculares en personas con dolor de pecho de origen cardiaco desarrollado como un resultado de la enfermedad cardiaca o de la enfermedad arterial coronaria.
Científicos de la Universidad de Tubinga (Alemania) realizaron un estudio de 2.568 pacientes para determinar si la presencia de PAPP-A podría ayudar a predecir eventos cardiovasculares. El estudio incluyó a pacientes que acudieron a un hospital con dolor torácico no cardiaco entre diciembre de 2007 y abril de 2009. Los valores séricos de PAPP-A fueron determinados mediante un ensayo de inmunofluorescencia automatizado (Kryptor PAPP-A, Thermo Fisher Scientific, BRAHMS GmbH; Hennigsdorf, Alemania).
Más de la mitad (52%) de los pacientes tenían angina estable y el restante 48% tenía síndrome coronario agudo. El valor normal en suero para los hombres y las mujeres no embarazadas es inferior a 14 mUI/L. Los niveles séricos en pacientes con eventos cardiovasculares en los tres meses siguientes a la hospitalización inicial, como un ataque al corazón, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte, fueron superiores a los 62 ± 156 mUI/L, en comparación con aquellos que no lo hicieron, de 21 ± 23 mUI/L. El valor pronóstico de corte óptimo fue un nivel de PAPP-A de 34,6 mUI/L.
Stephan von Haehling MD PhD, coautor de la Escuela de Medicina Charité (Berlín, Alemania), dijo: “La PAPP-A sigue siendo un importante predictor independiente de eventos cardiovasculares mayores y siguió siendo el más fuerte predictor de eventos cardiovasculares mayores cuando limitamos el análisis a los pacientes con angina estable, y cuando lo limitamos a los pacientes con síndrome coronario agudo”. Los autores concluyeron que el aumento de los niveles séricos de PAPP-A se asoció de forma independiente con un mayor riesgo, a corto plazo, de episodios cardiovasculares en pacientes con dolor torácico no cardiaco. El estudio fue publicado el 18 de marzo de 2013, en la revista Canadian Medical Association Journal.