Un número creciente de evidencia clínica nos recuerda que el
sistema digestivo además del sistema respiratorio puede servir como una r
uta alternativa de infección cuando las personas están en contacto con animales salvajes o enfermos infectados, y los portadores asintomáticos o individuos con síntomas entéricos leves en una etapa temprana deben tener sido descuidado o subestimado en investigaciones anteriores. Con el aumento de la
permeabilidad de la pared gastrointestinal a los patógenos extraños una vez infectados por el virus, la malabsorción de enterocitos invadidos producirá síntomas entéricos como diarrea, lo que en teoría indica que el sistema digestivo podría ser vulnerable a la infección por COVID-19. Estos resultados destacan la importancia clínica de las pruebas de ARN viral en las heces mediante la reacción en cadena de la polimerasa con transcriptasa inversa en tiempo real (rRT-PCR), ya que la prueba puede monitorear los viriones infecciosos liberados del tracto gastrointestinal. De acuerdo con la guía actual de los CDC para la disposición de pacientes con SARS-CoV-2, la decisión de suspender las precauciones basadas en la transmisión para pacientes hospitalizados con SARS-CoV-2 se basa en resultados negativos de las pruebas de rRT-PCR para SARS-CoV-2 de al menos dos muestras secuenciales del
tracto respiratorio recogidas con una separación de ≥ 24 horas.
Compromiso hepático Por último, pero no menos importante, en las investigaciones clínicas existentes de COVID-19 se han informado
lesiones hepáticas leves a moderadas que incluyen aminotransferasas elevadas, hipoproteinemia y prolongación del tiempo de protrombina, mientras que hasta el 60% de los pacientes que padecen SARS tenían insuficiencia hepática. La presencia de ácidos nucleicos virales de SARS en el tejido hepático confirmó la infección directa por coronavirus en el hígado, y las biopsias hepáticas percutáneas de SARS mostraron mitosis y apoptosis conspicuas junto con características atípicas como cuerpos acidófilos, hinchazón de hepatocitos y actividades lobulares sin depósito de fibrina o fibrosis. Se cree que la
hepatotoxicidad asociada al SARS puede ser probable con hepatitis viral o un efecto secundario asociado con la toxicidad del fármaco debido al consumo de dosis altas de medicamentos antivirales, antibióticos y esteroides, así como la reacción exagerada del sistema inmune. Sin embargo, se sabe poco sobre la infección 2019-nCoV en el hígado. Sorprendentemente, los datos recientes de secuenciación de ARN de células individuales de dos cohortes independientes revelaron un enriquecimiento significativo de la expresión de ACE2 en los
colangiocitos (59.7% de las células) en lugar de los hepatocitos (2.6% de las células) lo que sugiere que 2019-nCoV podría conducir al daño directo de los conductos biliares intrahepáticos. En conjunto, se deben hacer muchos esfuerzos para estar alerta sobre los síntomas digestivos iniciales de COVID-19 para la detección temprana, el diagnóstico, el aislamiento y la intervención temprana.
En más del 20% de los pacientes con SARS-CoV-2 se observó que el ARN viral seguía siendo positivo en las heces incluso después de la conversión negativa del ARN viral en el tracto respiratorio, lo que indica que la infección gastrointestinal viral y la posible transmisión fecal-oral pueden durar incluso después aclaramiento viral en el tracto respiratorio. Por lo tanto, recomendamos encarecidamente que las pruebas de rRT-PCR para el SARS-CoV-2 de las heces se realicen de manera rutinaria en pacientes con SARS-CoV-2, y que las precauciones basadas en la transmisión para pacientes hospitalizados con SARS-CoV-2 continúen si las pruebas heces dan positivo por Prueba de rRT-PCR. |