La falta de acceso a la atención oportuna y las interrupciones en los servicios prenatales son los culpables del aumento de la mortalidad materna en las Américas durante la pandemia, con una de cada tres mujeres embarazadas sin acceso a atención crítica oportuna. dijo la directora de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), Carissa F. Etienne.
Con los casos de COVID-19 entre mujeres embarazadas llegando a más de 365,000 en la región durante los últimos dos años, y las muertes superando las 3000, la Dra. Etienne dijo en una conferencia de prensa que “esto es una tragedia, especialmente ahora que tenemos vacunas.”
Un estudio de la OPS publicado previamente sobre la mortalidad materna en 8 países mostró que de 447 mujeres embarazadas que murieron entre el 1 de marzo de 2020 y el 29 de noviembre de 2021, el 90 % ya presentaba síntomas potencialmente mortales cuando fueron ingresadas en el hospital. Casi el 77% dio a luz a sus bebés prematuramente y el 60% nació con bajo peso al nacer, un problema que puede afectar la salud de un niño por el resto de su vida.
“Debemos priorizar a las mujeres para garantizar que estén protegidas de lo peor de la pandemia”, dijo la Dra. Etienne. Las mujeres embarazadas, en particular, se encuentran “entre las más vulnerables a la COVID-19, debido a los cambios en su sistema inmunitario que pueden ponerlas en riesgo de contraer una enfermedad grave”, agregó, e instó a los países a aumentar urgentemente el acceso a las vacunas, garantizar la la continuación de los servicios de salud de los que dependen las mujeres y mejorar el acceso a los servicios de planificación familiar.
Estos son “servicios que salvan vidas y que deberían permanecer abiertos ahora más que nunca”, agregó.
Aunque la mayoría de los países de la región recomiendan la vacunación contra el COVID-19 para las mujeres embarazadas, su aceptación aún es muy baja. “Es fundamental que los trabajadores de la salud hablen con las futuras madres sobre la importancia de vacunarse para protegerlas a ellas y a sus bebés de este virus”, dijo la Dra. Etienne. La directora de la OPS también pidió un mayor énfasis en los programas que aborden a las mujeres de minorías étnicas, como las afrodescendientes, las mujeres indígenas y las migrantes que “a menudo corren un mayor riesgo, debido a la superposición de factores sociales y de género.
También destacó el impacto más amplio que la crisis de COVID-19 ha tenido en las mujeres y las niñas, incluidas las responsabilidades adicionales de cuidado y las interrupciones en la carrera.
Destacó que, como la mayoría del personal sanitario, las mujeres han estado en la primera línea de la respuesta a la COVID-19 y representan el 72 % de todos los casos de COVID-19 entre los profesionales de la salud.
“En una región plagada de desigualdad, las mujeres, una vez más, se han visto afectadas de manera desproporcionada”, dijo.
En cuanto a la situación del COVID-19 en la región, la Directora informó que los nuevos casos se redujeron a un 32% con respecto a la semana anterior, llegando a 1,5 millones. Los países también informaron 24.650 muertes, una disminución del 10%.
Estas tendencias a la baja se observaron en gran parte de la región, con la excepción de América Central, donde las muertes aumentaron casi un 16% esta semana.