(EFE-Salud) Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) han logrado diseñar un algoritmo que personaliza el riesgo cardiovascular de individuos de mediana edad y sanos, en función de su edad, tensión arterial, dieta y marcadores medibles en análisis de sangre y orina.
Esto es, una fórmula matemática basada en ciertas variables con las que los expertos podrán determinar si un paciente sano va a padecer o no aterosclerosis subclínica en un futuro.
La aterosclerosis es una acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias en las paredes arteriales de manera que las estrecha e impide que la sangre rica en oxígeno llegue a los órganos con normalidad.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una de las principales causas de mortalidad en todo el mundo y, aunque su origen exacto se desconoce, se puede prevenir.
Ciertas características, trastornos o hábitos pueden elevar el riesgo de tener esta enfermedad.
Lo más habitual, indican los especialistas, es que la enfermedad aterosclerótica se detecte en estadios avanzados, cuando ya ha provocado eventos clínicos como infarto de miocardio o accidente cerebrovascular, entre otros.
El tratamiento de este tipo de patologías, explica el CNIC, resulta limitado cuando ha dado síntomas ya que en un elevado porcentaje los individuos afectados ven disminuida su calidad de vida.
Asimismo, supone un elevado coste económico para el sistema sanitario. De ahí la relevancia para los expertos de la detección precoz.
Este estudio, publicado recientemente en ‘The Journal of American College of Cardiology’ (JACC), forma parte del proyecto colaborativo PESA-CNIC-SANTANDER, con el doctor Valentín Fuster como investigador principal.
Con él, los expertos tienen el objetivo de “revolucionar la práctica clínica en los próximos años, desde el diagnóstico hasta la prevención y el tratamiento”, asegura el doctor Enrique Lara Pezzi, director de la investigación y jefe de grupo de Regulación Molecular de la Insuficiencia Cardiaca del CNIC.
“Esto será gracias a una mejor cuantificación del riesgo -añade-, que podrá ser calculado de manera personalizada y muy precisa utilizando toda la información disponible del individuo”.
El algoritmo (también denominado EN-PESA), explican los especialistas, puede servir como una herramienta económica fácil para calcular el grado de aterosclerosis subclínica, especialmente en personas con un mayor riesgo.
Según los investigadores, “contribuirá a personalizar más el riesgo cardiovascular, lo que se traducirá en tratamientos y planes de seguimiento más personalizados”.
De esta forma, además, los gastos sanitarios pueden llegar a reducirse en gran medida, impidiendo el consumo de recursos sanitarios en situaciones prevenibles con un plan personalizado para el paciente, argumentan.