A lo largo del 2016 se midieron los niveles de infestación (cantidad de mosquitos por domicilio) y los resultados indican que los niveles son muy altos en todo el país, en especial en los departamentos con mayor densidad poblacional (Montevideo, Canelones, Maldonado y el litoral de país). Esta realidad, sumada al cambio climático, con veranos muy calurosos y lluviosos que favorecen el estancamiento de agua, y al movimiento de personas dentro y fuera del país, nos ponen en una situación de alerta, de mucha precaución.
La ministra interina de salud, Cristina Lustemberg, expresó que dengue, zika y chikungunya existen porque existe el mosquito, por lo que “debemos redoblar los esfuerzos en los cuidados que debemos de tener a nivel domiciliario para evitar todas las formas de crecimiento y de reproducción del Aedes aegypti, el descacharrice es fundamental, es la medida de mayor impacto”.
Lustemberg enfatizó en que “son enfermedades que son de fácil propagación que desbordan los sistemas de salud, por eso hay que ser muy cautos y saber que en un bajo porcentaje pueden tener consecuencias fatales”.
El Ministerio de Salud realiza una vigilancia epidemiológica exhaustiva con todos los casos sospechosos. Hasta la fecha se han estudiado varios casos sospechosos de dengue y zika pero ninguno ha sido confirmado. También se trabaja con los prestadores de salud, capacitándolos en el reconocimiento de los síntomas y diagnóstico para estar preparados ante una eventual epidemia.